Cuatro tipos de inteligencia que te llevarán al éxito
Más allá del conocimiento científico existen otros aspectos determinantes para que una persona llegue a tener éxito en los diferentes aspectos de la vida. La inteligencia mental, intuitiva, emocional o somática son claves para comprender lo que te ocurre y qué es lo que más te beneficia en cada momento.
Existe el viejo mito de que ser inteligente consiste en saber más, calcular rápido o comprender sin dificultad conceptos complejos. Pero nada más lejos de la realidad. Sí todo eso está muy bien, pero no es lo único que determina tu inteligencia (aunque te lo hayan hecho creer).
Hay otros aspectos que son igual de importantes que también determinan tu inteligencia como el modo en que te relacionas y gestionas tus emociones, tu capacidad de anticiparte a un conflicto o cómo entiendes tu cuerpo.
La doctora y autora Lissa Rankin entiende muy bien esto y así lo recoge en su libro Mind Body Green. En él explica que hay 4 tipos de inteligencia que son clave para que seas una persona con éxito en todos los aspectos de tu vida.
- Inteligencia mental
Esta es la más conocida popularmente. Se refiere a la capacidad de razonar, aprender y resolver problemas, tener un pensamiento crítico y la curiosidad para estar informado, conocer más y cuestionarse las realidades.
Esta capacidad se desarrolla a medida que se aprende a través de la formación académica, la lectura, charlas o buscando cualquier tipo de información para adquirir más conocimientos. Se trata de fomentar el aprendizaje, dado que, mientras más te formes, menos esfuerzo le costará a tu cerebro.
- Inteligencia intuitiva
Se refiere a una combinación entre razón y capacidad de análisis que te lleva a poder tomar buenas decisiones pese a no tener toda la información posible sabiendo cuál será el resultado. No es ni mucho menos magia: se basa en los conocimientos y experiencia.
El sociólogo Malcolm Gladwell llama a estos procesos blink (parpadeo) y habla de ellos como momentos en que, gracias a nuestra intuición, llegamos a rápidas conclusiones, mediante experiencias anteriores y a las emociones asociadas.
Para mejorarla es importante estar activo en la escucha y observación. Pon atención a tus sensaciones e indagan de dónde vienen. Normalmente, están asociadas a la personalidad e información almacenada.
- Inteligencia emocional
Este concepto es de los más conocidos y es un aspecto vital porque, aunque tengas otros rasgos, si no sabes gestionar la parte emocional, no te servirán para tu beneficio propio. La inteligencia emocional es la habilidad de identificar y manejar tanto tus emociones como las del resto.
No podemos negar que las emociones juegan un papel muy importante en el día a día contigo y con el resto. Esta inteligencia se trabaja a través del autoconocimiento, un camino largo, pero efectivo. Puedes practicar meditación, ir a terapia psicológica o trabajar aspectos como la empatía y la escucha activa.
- Inteligencia somática
Es la inteligencia que está conectada con el plano físico. Básicamente, trata la habilidad de entender a tu cuerpo -no siempre es fácil- y cómo lo que te ocurre y los hábitos que tienes le afectan. La razón es que el cuerpo es sabio, pero muchas veces falta escucharlo, saber entenderlo y conectar con uno mismo.
Dominar este rasgo es vital para el bienestar, ya que lo que te pasa o te preocupa aparece antes en el estómago, los músculos o la piel que en tu cabeza. Para trabajar la inteligencia somática debes estar muy atento a tus sensaciones corporales. Disciplinas como el yoga trabajan esta conexión y te ayudan a estar en el momento presente, al igual que la meditación.
(Prevención Integral)